Ermita de Santiago de Bencáliz
Ermita de Santiago de Bencáliz.
Cuatro años después del nacimiento de Arte en Ruinas he de admitir que he aprendido muchas cosas a través del ensayo-error, he aprendido que a veces uno viaja con un objetivo y al llegar, todo se tuerce o por el contrario aparecen nuevas oportunidades.
También soy cada vez más consciente de que hablar de mi experiencia en los lugares que visito puede ayudar mucho a las personas que deciden hacerlo posteriormente.
Y por último, cada vez entiendo menos cómo algunos edificios tan maravillosos pueden permanecer en el más absoluto olvido.
La primera vez que supe de la existencia de esta ermita fue en el blog de mi buen amigo Rubén Nuñez, de Cáceres al detalle. Rubén es un auténtico referente en cuanto al patrimonio Cacereño (y extremeño en general).
Cuando leí su artículo, tuve claro que quería conocerla in situ y, por supuesto, escribir sobre ella.
Una mañana de finales de invierno decidimos emprender el viaje. Consultamos el mapa, nos pertrechamos bien, y rumbo al norte. Rubén ya nos informaba perfectamente de su ubicación : ”Entre Aldea del Cano y Casas de Don Antonio, junto al embalse de Nogales, descansan los restos, visibles desde la carretera, de una preciosa ermita…”
Pues bien, llegamos desde Casas de Don Antonio por la N-630 y encontramos el Puente de Santiago de Bencáliz, una referencia indudable para encontrar la ermita. Por más que intentamos vislumbrarla, la niebla de la mañana no nos permite verla, pero nos decidimos a encontrar un acceso para llegar hasta el edificio.
Sorpresa. Todos los caminos están cerrados a cal y canto. No es la primera vez que me pasa algo parecido, así que preguntamos a algunos ciclistas y conductores sobre la ermita y como llegar hasta ella, pero nadie parece tener conocimiento de su existencia.
Después de un rodeo considerable en coche y de una caminata (totalmente innecesaria) de bastantes kilómetros, encontramos la ermita. Aquí se acabó el enfado, estamos ante una auténtica joya.
La ermita, de pequeñas dimensiones, sobrecoge por su estado de ruina, es un edificio que ha perdido la cubierta por completo y que a pesar de ello se resiste desafiante a desaparecer.
Fue construida hacia finales del siglo XV y posee una planta sencilla de nave única con tres espacios bien diferenciados, entre los que destaca su ábside de planta semicircular, donde se intuye a la perfección la situación de su ya desaparecido altar mayor, y la silueta de la figura de un cristo crucificado.
Aprovechamos la tecnología para observarla desde una imagen satélite que nos permite apreciar perfectamente dicha estructura, y nos deja ver los arcos que separan los distintos espacios. Estos arcos son de medio punto, de piedra, en contraste con los muros, construidos con materiales más humildes.
Esta imagen también nos deja intuir estancias y espacios ya desaparecidos. La clave está en que la ermita fue erigida sobre un edificio anterior de época romana, hecho que conocemos gracias a las campañas llevadas a cabo durante la década de los 70 por el profesor Enrique Cerrillo. Se trataba de unas termas, la estancia absidial que se desdibuja en la planta da fe de ello. Otros elementos también nos remontan al primitivo edificio: hornacinas, pinturas, etc.
La decoración es sencilla y se concentra en los arcos de acceso a la ermita. Su estado es de ruina y total abandono. Un lugar de contrastes dentro de un paraje natural que corta la respiración, que nos hace plantearnos porqué se permite que edificios de tal valor para nuestra cultura y nuestra historia se encuentren sumidos en el olvido y el oscurantismo.
Esperamos que se le devuelva la dignidad que merece. Un primer paso sería facilitar su visita y acceso.
Gracias también al blog Paraísos olvidados, del también amigo Víctor Gibello, por su valiosa información.
Os dejo la ubicación exacta de la ermita en el mapa de Arte en Ruinas.